sábado, 15 de mayo de 2010

San Juan de la Cruz - GLOSA A LO DIVINO

Por toda la hermosura nunca me perderé sino por un no sé qué, que se alcanza por ventura. El que de amor adolesce del divino ser tocado, tiene el gusto tan trocado que a los gustos desfallece como el que con calentura fastidia el manjar que ve y apetece un no sé qué, que se alcanza por ventura. Sabor de bien que es finito lo más que pueda llegar es cansar el apetito y estragar el paladar; y así, por toda dulzura nunca yo me perderé sino por un no sé qué, que se halla por ventura. El corazón generoso nunca cura de parar, donde se puede pasar, sino en más dificultoso; nada le causa hartura y sube tanto su fe, que gusta de un no sé qué, que se halla por ventura. No penséis que el interior que es de mucha más valía halla gozo y alegría en lo que acá da sabor; mas sobre toda hermosura y lo que es y será y fue gusta de allá un no sé qué, que se halla por ventura, mas emplea más cuidado quien se quiere aventajar en lo que está por ganar que en lo que tiene ganado; y así, para más altura yo siempre me inclinaré sobre todo a un no sé qué, que se halla por ventura. Por lo que por el sentido puede acá entenderse aunque sea muy subido ni por gracia y hermosura yo nunca me perderé sino por un no sé qué, que se halla por ventura, cuando tú me mirabas, su gracia en mí tus ojos imprimían, por eso me adamabas, y en eso merecían los míos adorar lo que en ti vían. No quieras despreciarme; que, si color moreno en mí hallaste, ya bien puedes mirarme, después que me miraste, que gracia y hermosura en mí dejaste.

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